26 de julio de 2006

Sueños húmedos

Soñé que estaba en un escuadrón secreto del crímen organizado y teníamos por misión robar un cajero automático. Yo era el líder y el más hombre.

En la tarde me disfrazaba de un anciano utilizando algodón pegado en la barbilla y en el cabello, que cubría con un gorro rojo. El guardia de seguridad me vió pasar y me preguntó:

-¡Santa! Un poco temprano para comprar regalos, ¿no?
- Jo Jo Jo, así es amiguito... [¡cof cof!] así es... -Le dije nervioso y me segui derecho.

Ya adentro, me acerqué al cajero y utilicé una tarjeta de crédito para consultar mi saldo. Después, tiré al piso mi tarjeta intencionadamente y me agaché a recogerla. En ese instante saqué de mi bolso dos plastas de C4 y las pegué al rededor de la caja en la parte donde se mete el dinero.

Por la noche regresé en una camioneta negra, cuando la calle estaba desierta. Detoné el C4 y la tapa del cajero salió volando, recogí el dinero y lo metí en una bolsa negra. Empezaron a sonar las sirenas de los policías y me puse bastante nervioso. Al salir, caí en cuenta que mis compañeros se habían escapado en la camioneta, de modo que me eché a correr, a saltar entre ventanas, arriates, bardas y tuberías hasta llegar a la azotea de un edificio de estilo neoyorquino.

Al ver un helicóptero dispararme, utilicé una cuerda que amarré a un extremo del techo y salté tomado de ella para romper los cristales de una ventana de los pisos de abajo y entrar impactantemente. En el interior del cuarto vi a una mujer que vestía un encaje negro bastante sensual, que gritó al verme: "¡Ay Dios mio! ¿Quién eres tú?"

Se trataba de Lyn May. Ella vio sorprendida que estaba herido de bala y enseguida comenzó a curarme. Yo le dije gallardamente que era solamente un razguño. Luego, con toda la seguridad de obtener una respuesta similar la besé y comencé a tocar sus senos y a desvestirla para después tener sexo salvaje con ella; una locura frenética.

Después del sexo le dije que siempre había querido cogérmela y ella me respondió que su fantasía era que entrara un ladrón por la ventana que la tomara de manera violenta y la hiciera suya, así como yo lo hice. Al recordar que yo era un ladrón exclamé: "¡puuuuta madre, se me olvidó la bolsa del dinero!".

Y fue en ese momento que me desperté.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

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