Hace rato me pasó algo bien chistoso. Iba caminando por un parque y un vagabundo que estaba jugando con tres cajas me dijo:
Vago:— ¡Órale, chavo! éntrale a la máquina del tiempo, ¿cómo la ves?
Yo:— ¡Aaaah, no maaamess! Está bien chingona , pero tengo un buen de cosas que hacer amigo. ¡GRACIAS!
La verdad es que no quise entrar porque apestaba bien feo, y mejor me fui rápido a la chingada, pero ya en casa me puse a pensar que tal vez tomé una decisión muy apresurada y, sentado en el viejo sofá, dejé volar mi mente para imaginar las maravillas que se pueden hacer con una máquina del tiempo. La verdad no resistí las ganas... y fui al baño... Luego de eso quería saber si lo de la máquina era cierto o no, así es que regresé a preguntarle al vago sobre el invento a lo cuál accedió amable y comenzó a contar su historia.
Vago:— No, m'ijo, yo viajo a través del tiempo. Estas cajas, parecen cajas, pero son una máquina del tiempo —blah blah blah; y me dijo cómo la construyo y la chingada; mejor me voy a la parte interesante.
Vago:— Me llevé una pistola con doce balas, unos cerillos, unas luces de bengala, coetes, un paquete de condones (tamaño pan Bimbo), un desodorante, unas aspirinas, un radio, una zombrilla, celular con cámara y mi ya esencial máscara.
Antes que nada fijaría las coordenadas y la era o época a la que quisiera viajar. ¿Pero, a dónde iría primero? En seguida pensé en la incógnita de muchos años: la existencia de los dinosaurios! ¿A qué sabría la carne? ¿Qué tanto cagarían? ¿ Serían amistosos como Barney? No resistí más y me fui al pleno paleozoico. Así es que comenzé mi jornada hacia lo desconocido...
¡No mames! Estaba bien chingón... ¡chingonsísimo!, así como en Jurassic Park, pero más chingón. Lo primero que hice fue acariciarlos y espantarlos con las luces de bengala y con los cerillos; luego un Rex me quería comer pero le disparé con tres balas y se fue corriendo. Después de probar la carne y tomar unas fotos me fui a otra época. Allí sólo estuve cuatro horas.
Entré a la máquina y me encaminé veinte millones de años de evolución después. A la aparición del hombre. No me podía perder tal evento, les enseñé a usar el fuego con los cerillos y empezamos a tragar carne de "dientes de sable" y Mamut; sabía rica, sólo que estaba un poco salada. Ya luego me aburrí y les empezé a aventar cuetes y a corretear a los niños cavernícolas con cerillos.. jajaja, putos hominidos, se tuvieron que cambiar de cueva porque se traumatizaron.
Pero quería más acción, guerra, sangre y ver a la mujer más buena de todos los tiempos... ¡Helena!! Así es que me fui a Troya y me presenté como sirviente del Febo Apolo, y todos me aplaudieron y empezaron a embriagarse en mi honor, y ese tiempo lo aproveché para violar a Helena. Nonono qué mamasisisisisísima; con razón se murieron tantos hombres por su culpa. ¡Ah!, y Aquiles es buena onda, y no se parece a Brad Pitt; está galán el bato, pero no es la gran cosa.
Total, pues me quedé con las ganas de seguir el desmadre y me fui a Roma. No no no n on o o no qué pedonononón nos pusimos; una orgía de 26 días... fiesta, mujeres, vino, circo y guerra contra los bárbaros en Londinum. Pero no fue nada fácil. Pimero me agarraron unos soldados y me llevaron con el emperador. Le dije que era el sirviente de Apolo y que si no me soltaban les iba a demostrar mi furia con iracunda flecha y así fué. Un guardia trató de acuchillarme pero le dí un balazo y ¡verga!... ¡suelo!... Luego otro intentó lo mismo y corrió con la misma suerte; ambos descendieron al Tánatos.
Yo:— ¿y luego que hizo maestro? -dije con ojos brillosos-
Vago: Noo pues me fui a coger a Cleopatra, a ver si es cierto que cogía rico, y pues... sí.,. jejeje... está bien buena la zorra, si valió la pena que los romanos entraran en guerra civil por ese pedazote de trasero.
yo:— OOhh qué interesante maestro —con cara de Bob Esponja— ¿y luego para dónde fue?
¡¡No mames!!! ¡Luego fui a las cruzadas!! Estuve con el mismisimo Saladino y Ricardo Corazón de León. Llegué justo antes de la batalla, aparecí en medio de la zona de combate y tuve que dar 4 balazos para que frenaran la batalla, y me dijeron: " ¿quién eres?" y les dije: "noo, pues soy un amigo ustedes... ¡sigan sigan!" Me hice pendejo y siguieron. No mames qué pelea tan chingona, hasta la grabé en mi celular mira...
Yo:— Wow qué bien ¿y luego que hizo? -con más brillo en los ojos-
Pues anduve de borracho unos días en Italia; fui al renacimiento. Le dije a Miguel Angel que me pintara desnudo, conoces al ¿David? Pues se inspiró en mi... y pues, conocí también a Leonardo DaVinci ,pero es medio mamón, y le robé la Gioconda y la Belle Ferronniere, para venderlas acá en el tianguis, a ver cuánto me dan...
Yo:— ¡Oooooh! ¡Qué bien maestro, y después? ¿No me diga que allí acaba todo? —pregunté con muchisimo más brillo que antes en los ojos.
Vago:— Pues s. Nda más fui al México precolonial, a ver qué onda; cómo era todo antes de que
llegara Cortés y su grupo expedicionario. Allí sí me recibieron como Dios, pa´que veas. Me dieron frutas, me bañaron , me perfumaron, me vistieron con ropas finas y me dieron un cómodo lecho para dormir.
¡Hasta me cojí unas Aztecas! Ya luego empezaron unos juegos así como de futbol, y pues, les pedí que sacrificaran a unos batos en mi honor para que viera yo cómo les sacan el corazón, y pues... ya... me regresé para acá. Estuvo bueno el desmadre; y fijate, salí ayer y regresé hoy, pero en realidad transcurrieron 76 días para mí y uno para ustedes, por eso me ves medio desarreglado.
Yo:— ¡Wow! Qué magnifica historia, y ¿allí acabó todo verdad? - lo digo con tanto brillo en los ojos que alumbraba la cara del vago.
Vago:— Si, allí terminó todo...
...
...
Ah no! todavía me regresé a cojerme a Cleopatra de nuevo jajajajajajaajajaja.
Yo:— jajajajajjajajajaj ¿Puedo ir yo también señor? ¿ Me invita? -ojos tan brillantes como el sol-.
Vago:— ¡No!
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