Además de mí, claro.
¿Recuerdan cuando publiqué
esta fotografía mía y el acogimiento de ustedes fue llamarme
gordo justo en el día de mi cumpleaños? ¡Pues ahora estoy más gordo! De hecho, necesito un teclado especial para que mis dedos gordos no pulsen tres teclas a la vez. ¿Alguno de ustedes también es gordo? Si es así, repitan conmigo: ¡FIIIIII, FAAAAAAAAAA, FOOOO, FUUUUMM! ¡GROOOAAAAAARRRR!, y lean lo siguiente, porque tal vez les interese.
No me he pesado. La última vez que me pesé rondaba yo los 84kg, y después de mi hibernación y de tanto pavo navideño he de pegarle a los 89kg. En realidad mi IMC no es algo alarmante, porque mido 1.85mts, pero yo me siento muy, muy pesado.
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Falso Profeta - 14 de febrero de 2012 |
Mi problema de gordura comenzó cuando lo confundí con una colitis nerviosa que me diagnosticaron hace un año. Estuve súper inflamado de la panza, me parecía al
Rayo de Jalisco; y como nunca antes había sido gordo, así seguí por meses y no supe discernir entre gordura e inflamación del vientre, porque en realidad peco de cándido y solo sé distinguir entre mujeres embarazadas y mujeres gordas; y eso gracias a los videos que he visto en Internet.
Al mismo tiempo, me lastimé la pierna entrenando muay-thai y me enfermé de una bronquitis que casi me conduce a un difícil y poco peligroso margen de 8% de probabilidad de morir. Por tales motivos estuve inactivo casi seis meses. Así es, el 2011 no fue muy bueno que digamos.
Sin embargo, me recuperé y quise empezar bien el 2012. La primer semana fui a correr, pero había comido tanto en las fechas navideñas que subí aún más de peso. ¡Nononononono seas pasado de verga! ¡Me pasé! Piensen en lo que le sigue a un puerco y en ese grado colóquenme. Hubiera hecho eso en algún lugar hambriento de África y seguramente me linchaban por burlarme de esa manera. Yo creo que si en la cena del 24 de diciembre hubiera visto al Niño Jesús en la mesa también a él me lo hubiera comido, entonces el mundo sería muy distinto a como lo conocemos hoy día.
Total que quél día me cansé muchísimo corriendo. Dos vueltas al lago y estaba yo resollando y me dolía la rodilla izquierda; pero pensé que si seguía corriendo me pararía el dolor, y en efecto, así ocurrió; pero cuando me enfríe apenas podía caminar. Estuve cuatro días así, y me ha ocurrido dos veces más hasta la fecha.
Mi amigo nutriólogo me explicó que la causa es mi gordura, me dijo algo como: "¡maldito marrano, debistess comenzar caminando hasta bajar de peso, ya que tus piernas no están acostumbradas a tanto peso!" Pero, ¡pff¡ ¿Acaso cree que soy una señora de 60 años? Eso es humillante para mí. Nunca he caminado, siempre he corrido, y no pienso comenzar a caminar ahora para que en el parque una mamá le diga a su hijo: "a ver, mijo, hazte a un lado, deja que pase la señora". ¡Nuuuuunca!
Consejos para gordos
Mi idea para adelgazar era comprarme un chaleco para sudar, y matarme golpeando el costal de boxeo; pero leí en una página de medicina que el hecho de que sudes no necesariamente implica que estés quemando grasa; solo estás expeliendo agua, no la grasa que nos hace marranos; lo que necesitamos los gordos es quemar
esa grasa, como lo muestra la siguiente ecuación:
¡Malditos ñoños,
C no es velocidad de la luz, ni
G gravedad! Por eso se la pasaron solos en San Valentín, llorando en un rincón.
El principio fundamental para bajar de peso es sumamente sencillo: transformar tu energía potencial en energía mecánica y térmica, o mejor explicado,
quemar más calorías que la que ingerimos. Es muy fácil de explicar; si estás acostumbrado a ingerir 1800kcal. diariamente, y tu cuerpo quema 2000kcal. con las actividades físicas y metabólicas que realiza, lo dejas con un cociente negativo de -200kcal, o sea que habrás perdido calorías, tejido adiposo, y eventualmente también perderás peso.
La teoría es sencilla, pero la práctica es lo jodidamente complicado del problema y la razón fundamental por las que la mayoría de los gordos fracasan al intentar bajar de peso:
adelgazar implica hacer ejercicio y hacer matemáticas al mismo tiempo. ¡Qué puta hueva! Yo no podría pasarme el día sumando las calorías que contienen los alimentos que las MUJERES que están en la COCINA sirvieron en la mesa.
Si ya es difícil y fastidioso realizar una actividad física a la que no estás acostumbrado, aún lo es más andar sumando y buscando el contenido calórico de cada alimento. Además, seguir disciplinadamente un códice dietético pegado en el refrigerador con un imán de Dominos Pizza es sumamente cruel para nuestro paladar.
Yo soy un vival. Los vivales somos pragmáticos y sobre todo muy impacientes, las soluciones chingonas y machistas son nuestro estilo de vida. Para resolver este problema de matemáticas y ejercicio solo sigo dos alternativas: si comí como marrano, me mato haciendo ejercicio; si no hice ejercicio, como más o menos lo que Siddharta Gautama comía al día (en realidad como lo que él hubiera comido en una semana). Funciona. Apenas empecé esta semana y ya me siento mucho más ligero. Supongo que esto debe funcionar en el 95% de la gente. Olvídense de esas mierdas que venden en la TV que te masajean las bolas y milagrosamente al otro día te pareces a alguien del elenco de Baywatch, NO SIRVEN. Haz ejercicio y no tragues tanto. Punto.
Ese sería mi regalo de San Valentín para ustedes. Sí tiene que ver con la fecha, porque el consejo es para que aumenten sus posibilidades de reproducirse indirectamente.
En lo personal voy lento porque sigo comiendo mucho... ¡Maldita sea, es casi imposible! Apenas olfateo un puesto de tacos y me imagino siguiéndolo por toda la eternidad, adorándolo como mi único Dios, casándome con él y teniendo hijos que me comería después. Me encanta comer. A veces podría decir que prefiero comer una de mis comidas favoritas antes que hAceRLe El aMoR a una mujer. Será, pues, sumamente difícil que regrese a tener mi agilidad ninja de antes. Más cuando solo estoy rodeado de comida deliciosa.
Esto me hice de cenar hace un rato. Enfrijoladas y un bistek. Había un jugo de naranja que también ME COMÍ, pero olvidé fotografiarlo.
Esto comí hace un mes, multiplicado por dos, en un rancho. Arrachera, cebolla asada, frijoles charros, tortillas hechas a mano, etc.
Y esto hizo mi mamá antier. Un pollo con arroz, pasas y otros vegetales que desconozco (yo solo como, nunca pregunto), que tenía un jugo riquísimo que, ¡alaverga! ya se me antojó otra vez.
Y esto, que son mis camarones de cumpleaños. Son camarones enchipotlados estilo cumpleaños-de-Falso-Profeta. No parecen la gran cosa, no son para nada ostentosos, pues mi mamá no está en la COCINA para deleitar pupilas, sino paladares, e incluso, el olfato. Ese platillo huele increíble, a una combinación de chile chipotle, ajo, tomate y otros ingredientes secretos que modificaron su estructura molecular con el calor, y se mezclaron para darle un olor y sabor sobrenatural, cuyo efecto en mi cerebro produce endorfinas, serotonina y todas esas inas tan placenteras, una vez que el sabor de mis camarones de cumpleaños lo envuelve para hacerle el amor.
De verdad que me gustaría que ustedes y mis amigos los probaran algún día; pero no creo, nunca los invitaría.