Pues total que no había podido yo escribir porque me contagié de un extraño virus al momento en que ejercía yo mis extraordinarias habilidades de faquirismo en la zona de deshechos nucleares de Laguna Verde, simplemente cuando pisé un tubo filoso fosforescente que me causó una herida profunda y no hice caso sino hasta el otro día cuando me crecieron varios tentáculos en la espalda, y no pude hacer otra cosa mas que mochármelos y prepararles con ellos un coctel de "pulpo" con camarón a sus respectivas progenitoras (de los anónimos freaks), quienes yacían derrotadas en mi cama, todavía convulsionando su vientre en espasmos de de deseo consumado (como si estuvieran exorcizándolas o como babosas con sal), e hirviendo su sangre en torrentes de magma que recorrían cada milímetro de su gordo y desnudo cuerpo; no sin antes agradecerme: "eres el mejor amante de todos los universos, Falso Profeta; ¡ah! Por cierto... mi hijo no tiene novia, creo que es homosexual".
En fin. Dadas mis vanas excusas procedo al post.
7.- MARIPOSAS GIGANTES
Hay muchas cosas que me frikean, como ya he contado en ocasiones anteriores. Una de ellas son las mariposas gigantes, temibles monstruos alados que aterrizan en el cuello de sus víctimas -como yo-, pasando cada pelo de sus patas por las partes más sensibles del pescuezo y estremeciendo toda nuestra línea de nervios desde el occipucio hasta el coxis, casi llegando al ano; haciendo que al final nos sacudamos el cabello, nos quitemos la ropa desesperadamente y salgamos huyendo lo más rápido posible de la escena; y si hay un estanque de agua cerca, entonces nos tiramos un clavado como en las caricaturas.
El problema es cuando se meten a tu casa. Una vez se metió una a la mía, un puto tamalón de mariposa, parecía hoja de plátano; incluso hacía un peculiar ruido con sus alas cuando volaba, algo así como un "flup flup" suavecito que soplaba por tus oídos. ¡Hasta lo borracho se me bajó! Y eso que andaba yo hasta el culo. Tuve que amarrarme los testículos con una cadena para buques y pelear con ella usando un cobertor como adarga y una escoba como lanza, emulando a mi siempre favorito Don Quijote contra el gigante Caraculiambro en la ínsula Malindrania, sólo que un poco más ridículo y menos valiente.
Y cómo ser valiente cuando se tiene enfrente una abominación como esta, sólo que tres veces más grande que como la ven allí:
Cada vez que estoy en la sala de espera de algún centro de atención médica leyendo revistas viejas o nuevas y me topo con una fotografía tan cursi como esta me frikeo en demasía y recorto las hojas cuando nadie me ve, luego las tiro en el cesto de la basura como la gente decente.
Yo no tengo nada en contra de los cachorros, de hecho me caen bien y me gustan; pero cuando veo cosas así no hago mas irritarme o ponerme nervioso. Sólo véanlos, los cachorros son y parecen estúpidos; cada vez que algún idiota les toma fotografías así sólo los hace parecer más estúpidos. ¡Vean, vean las desproporciones! Este tipo de imagenes suelen cautivar a niñas o adolescentes con problemas de sobrepeso; fueron hechas exclusivamente para ellas y no para la gente normal.
No lo sé, supongo que este trauma surgió cuando alguno de mis papás me llenaba la cuna con globos con estampados de dibujos ojones y cabezones. O tal vez le mostraban más afecto a los cachorritos que a mi en mi cumpleaños. O tal vez sólo soy amargado.
Una vez venía yo de Puebla en un autobús y me tocó sentarme junto a un viejito de esos que suelen hablar de la revolución. No parecí interesarle para conversar, ni él a mí; o más bien él parecía estar cavilante e inmerso en alguna cuestión desconocida.
Los primeros diez minutos del viaje transcurrieron bien, no obstante, algo de él me comenzó a incomodar. Todas las personas del autobús estabamos recargadas y habíamos echado hacia atrás los respaldos de los asientos, pero él no. Poco a poco crecía mi molestia al pensar que el anciano no estaba cómodo y, pasado un rato más, le dije: "señor, si quiere puede echar su asiento para atrás y recargarse presionando aquél botón". El anciano regresó por un momento de su mundo y me respondió: "No, no, así está bien. Gracias, joven."
Me quedé sorprendido. Me puse a pensar en todas las explicaciones posibles por las que se había negado a estar más cómodo pudiendo estarlo. No cabía en mi cabeza tal incoherencia y me obsesioné aún más todavía, mucho más. Pasaron muchos minutos de la misma manera. Empecé a mover mis piernas ansiosamente y lo miraba de reojo cada dos minutos preguntándome en mi mente "¡POR QUÉ MIERDAS NO SE RECARGA!". Luego le dije: "jeje, están muy cómodos estos asientos ¿verdad?", y me recliné un poco como incitándolo con la mirada a que se recargara.
Para colmo eso tampoco resultó. Habían pasado unos 35 minutos desde entonces y yo ya estaba desesperado. Utilicé otras tácticas para disparar su subconsciente con efectos espejo como el bostezar frecuentemente frente a su campo de visión para que le diera sueño y se recargara para descansar; también estiraba mis brazos a lo alto y luego me echaba al asiento sacando un suspiro de satisfacción; incluso llegué al extremo de fingir una llamada de celular en donde le decía a mi amigo imaginario que me dolía mucho la espalda y que me tenía que recargar todo el tiempo.
Nada de eso le afectó. Para ese entonces mi mente era ya edificios en llamas, sonidos de ambulancias y gente corriendo y gritando por todas partes. Estaba tan desesperado que fui al baño a mojarme el rostro buscando otra técnica. Luego regresé determinado a inventarle un rollo quiropráctico para que se recargara y me di cuenta de que se había quedado dormido en esa posición. No pasando mucho llegamos a una zona de topes y la misma inercia lo llevó hacia atrás quedando su espalda totalmente recargada. El viejito comenzó a roncar.
Ayer a la media noche me serví un plato lleno de "zucaritas". Ya mi boca estaba salivando por el antojo cuando fui por la leche, y al momento en que la luz del refrigerador iluminó mi cara con mis ojos buscando un paquete de "Alpura", no encontré nada, me exasperé repentinamente y grité: "¡Me cago en el trono del Papa! ¡Maldigo a todos los ángeles del cielo y a todos los demonios del infierno! ¡Que se mueran todas las vacas y los lecheros del mundo!". De verdad que esa es una de las cosas que más me enojan en la vida. Tanto ha sido mi enojo que incluso me he comido mi cereal con yogurt o con jugo de naranja, nada más para desquitarme el coraje.
2.-SUEÑOS ABURRIDÍSIMOS QUE IMPLIQUEN JUGAR AJEDREZ CONTRA MORGAN FREEMAN O COSAS MÁS ABURRIDAS AÚN.
Últimamente he tenido sueños aburridísimos que no son nada comparados con aquellos en donde uso sombrero y me agarro a balazos contra narcotraficantes (así como en una película de los Almada), o le arrojo automóviles al ejército con mi telequinesis, o vivo adentro de la barriga de una ballena azul durante mucho tiempo. Por ejemplo, hace unos días soñé que jugaba ajedrez en contra de el actor Morgan Freeman.
Debo decir que fue uno de los sueños más desesperantes que he tenido. El tipo era lento en cada movimiento, y cada que movía —por milagro— se sacaba alguna frase de reflexión como las que suele sacar en sus películas, tipo: "la naturaleza del pájaro es volar, así como la de un hombre es amar; el pájaro ama volar y el hombre vuela cada que ama; puedes cortarle las alas al pájaro, pero nunca sus deseos de volar; puedes decirle a un hombre que no ame, mas nunca dejará de amar". Ahora imagínense un movimiento de piezas lento, torpe e indeciso acompañado de un chiflido producido por los largos pelos de su nariz en cada respiración, más una larguísima serie de retruécanos y juegos de palabras mamones con tintes de reflexión; todo durante las 3 o 5 horas que duró el sueño. ¡No mames, qué mierda, qué desesperante sueño! De los peores que he tenido; ni siquiera había música. Hubiera estado bien una grabadora o un radio.
En otra ocasión soñé que el esposo de mi mamá me estaba explicando como funciona una planta desalinizadora, no en un ambiente de interlocución normal viendo a la otra persona, sino como si apareciera solamente una gráfica fea, plana y sin gracia alguna ocupando todo mi campo de visión, en donde me iban apuntando y explicando todo con un láser.
Y más recientemente soñé que editaba una plantilla en Dreamweaver 8; pero que tenía un error, así que durante toda mi etapa de movimiento ocular rápido estuve buscando la solución hasta que me desperté repentinamente en la madrugada y apliqué la nueva técnica que uso cuando sueño que trabajo en la compu: recrear el sueño en mi mente mientras estoy semiconsciente, guardar el documento, cerrar dreamweaver y apagar la computadora. ¡Jajajaja! Jaque-mate, cerebro, tú mismo te derrotas.
No-no, de la verguísima estos sueños; no se los deseo a nadie. De verdad que son frustrantes y exhaustivos.
¡YIUUUUUUUUAKKKKKKKKKK! !"$°!"$!"%!"%! (hice la foto chiquita para verla lo menos posible.)
Esto es lo que más me frikea, definitivamente. No puedo mirar esas manos con raíces por más de tres segundos. Cada que lo hago me volteo irremediablemente para otro lado, siento que la cara y las vértebras se me llenan de hormigas y me sacudo el cabello y la camisa con energía; luego hago un peculiar movimiento con las manos donde las abro y las cierro nerviosamente.
No obstante siempre que algo me recuerda a Dede, el hombre árbol, busco alguna noticia sobre él porque su caso me tiene extrañamente obsesionado. Su problema es genético. Una vulnerabilidad inmunológica hizo que algo tan curable como el virus del papiloma le brotara una especie de
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fffffffffffggggggggggA!!!!
graaaaaaaaaaagggggggggh!""%!" "!%&!&!&
¡RAICES!... ¡EN LAS MANOS!...
No puedo hacerlo, de verdad que no puedo. Me tomé un video con mi reacción pero no creo que sería prudente ponerlo aquí. Es humillante también, incluso mi exnovia solía torturame al mencionarme las horribles mutaciones en la piel que le aparecían al Dr. Suresh en la serie Héroes y yo me tenía que ocultar bajo los cojines para no escucharla.
Guácala. Es algo lamentable lo que le ocurre a Dede, lo sé; pero véanle el lado positivo. Al menos no tiene que poner un arbolito en navidad, se puede camuflar en la vegetación y procrear a sus vástagos usando las manos. Seguro que es un hombre de buenasraíces raigambres y puede conseguir —ahora que ya lo están curando— un trabajo de planta ¡que diga: de base! en el lugar donde él quiera. Ojalá que lo curen para que no me ponga yo así cada que lo veo. ¡Brr!
En fin, ¿y a ustedes qué les frikea? Yo por mi parte buscaré un buen psicólogo. Por cierto, la razón por la que no había escrito es que estaba un poco desanimado, pero creo que ya estoy bien.
En fin. Dadas mis vanas excusas procedo al post.
7.- MARIPOSAS GIGANTES
Hay muchas cosas que me frikean, como ya he contado en ocasiones anteriores. Una de ellas son las mariposas gigantes, temibles monstruos alados que aterrizan en el cuello de sus víctimas -como yo-, pasando cada pelo de sus patas por las partes más sensibles del pescuezo y estremeciendo toda nuestra línea de nervios desde el occipucio hasta el coxis, casi llegando al ano; haciendo que al final nos sacudamos el cabello, nos quitemos la ropa desesperadamente y salgamos huyendo lo más rápido posible de la escena; y si hay un estanque de agua cerca, entonces nos tiramos un clavado como en las caricaturas.
El problema es cuando se meten a tu casa. Una vez se metió una a la mía, un puto tamalón de mariposa, parecía hoja de plátano; incluso hacía un peculiar ruido con sus alas cuando volaba, algo así como un "flup flup" suavecito que soplaba por tus oídos. ¡Hasta lo borracho se me bajó! Y eso que andaba yo hasta el culo. Tuve que amarrarme los testículos con una cadena para buques y pelear con ella usando un cobertor como adarga y una escoba como lanza, emulando a mi siempre favorito Don Quijote contra el gigante Caraculiambro en la ínsula Malindrania, sólo que un poco más ridículo y menos valiente.
Y cómo ser valiente cuando se tiene enfrente una abominación como esta, sólo que tres veces más grande que como la ven allí:
¡Eso es lo que yo llamo algo espeluznante!
Cada vez que estoy en la sala de espera de algún centro de atención médica leyendo revistas viejas o nuevas y me topo con una fotografía tan cursi como esta me frikeo en demasía y recorto las hojas cuando nadie me ve, luego las tiro en el cesto de la basura como la gente decente.
Yo no tengo nada en contra de los cachorros, de hecho me caen bien y me gustan; pero cuando veo cosas así no hago mas irritarme o ponerme nervioso. Sólo véanlos, los cachorros son y parecen estúpidos; cada vez que algún idiota les toma fotografías así sólo los hace parecer más estúpidos. ¡Vean, vean las desproporciones! Este tipo de imagenes suelen cautivar a niñas o adolescentes con problemas de sobrepeso; fueron hechas exclusivamente para ellas y no para la gente normal.
No lo sé, supongo que este trauma surgió cuando alguno de mis papás me llenaba la cuna con globos con estampados de dibujos ojones y cabezones. O tal vez le mostraban más afecto a los cachorritos que a mi en mi cumpleaños. O tal vez sólo soy amargado.
Una vez venía yo de Puebla en un autobús y me tocó sentarme junto a un viejito de esos que suelen hablar de la revolución. No parecí interesarle para conversar, ni él a mí; o más bien él parecía estar cavilante e inmerso en alguna cuestión desconocida.
Los primeros diez minutos del viaje transcurrieron bien, no obstante, algo de él me comenzó a incomodar. Todas las personas del autobús estabamos recargadas y habíamos echado hacia atrás los respaldos de los asientos, pero él no. Poco a poco crecía mi molestia al pensar que el anciano no estaba cómodo y, pasado un rato más, le dije: "señor, si quiere puede echar su asiento para atrás y recargarse presionando aquél botón". El anciano regresó por un momento de su mundo y me respondió: "No, no, así está bien. Gracias, joven."
Me quedé sorprendido. Me puse a pensar en todas las explicaciones posibles por las que se había negado a estar más cómodo pudiendo estarlo. No cabía en mi cabeza tal incoherencia y me obsesioné aún más todavía, mucho más. Pasaron muchos minutos de la misma manera. Empecé a mover mis piernas ansiosamente y lo miraba de reojo cada dos minutos preguntándome en mi mente "¡POR QUÉ MIERDAS NO SE RECARGA!". Luego le dije: "jeje, están muy cómodos estos asientos ¿verdad?", y me recliné un poco como incitándolo con la mirada a que se recargara.
Para colmo eso tampoco resultó. Habían pasado unos 35 minutos desde entonces y yo ya estaba desesperado. Utilicé otras tácticas para disparar su subconsciente con efectos espejo como el bostezar frecuentemente frente a su campo de visión para que le diera sueño y se recargara para descansar; también estiraba mis brazos a lo alto y luego me echaba al asiento sacando un suspiro de satisfacción; incluso llegué al extremo de fingir una llamada de celular en donde le decía a mi amigo imaginario que me dolía mucho la espalda y que me tenía que recargar todo el tiempo.
Nada de eso le afectó. Para ese entonces mi mente era ya edificios en llamas, sonidos de ambulancias y gente corriendo y gritando por todas partes. Estaba tan desesperado que fui al baño a mojarme el rostro buscando otra técnica. Luego regresé determinado a inventarle un rollo quiropráctico para que se recargara y me di cuenta de que se había quedado dormido en esa posición. No pasando mucho llegamos a una zona de topes y la misma inercia lo llevó hacia atrás quedando su espalda totalmente recargada. El viejito comenzó a roncar.
¡Fuuuf! Eso sí que me revienta las bolas.
Ayer a la media noche me serví un plato lleno de "zucaritas". Ya mi boca estaba salivando por el antojo cuando fui por la leche, y al momento en que la luz del refrigerador iluminó mi cara con mis ojos buscando un paquete de "Alpura", no encontré nada, me exasperé repentinamente y grité: "¡Me cago en el trono del Papa! ¡Maldigo a todos los ángeles del cielo y a todos los demonios del infierno! ¡Que se mueran todas las vacas y los lecheros del mundo!". De verdad que esa es una de las cosas que más me enojan en la vida. Tanto ha sido mi enojo que incluso me he comido mi cereal con yogurt o con jugo de naranja, nada más para desquitarme el coraje.
3.- RUIDOS CASI IMPERCEPTIBLES (menores a 10 decibeles) CAUSADOS POR DESAJUSTES DE TORNILLOS, FALTA DE ACEITE O BASURITAS.
¡Tienen el mismo efecto en mi que el de un mosquito!
2.-SUEÑOS ABURRIDÍSIMOS QUE IMPLIQUEN JUGAR AJEDREZ CONTRA MORGAN FREEMAN O COSAS MÁS ABURRIDAS AÚN.
Últimamente he tenido sueños aburridísimos que no son nada comparados con aquellos en donde uso sombrero y me agarro a balazos contra narcotraficantes (así como en una película de los Almada), o le arrojo automóviles al ejército con mi telequinesis, o vivo adentro de la barriga de una ballena azul durante mucho tiempo. Por ejemplo, hace unos días soñé que jugaba ajedrez en contra de el actor Morgan Freeman.
Debo decir que fue uno de los sueños más desesperantes que he tenido. El tipo era lento en cada movimiento, y cada que movía —por milagro— se sacaba alguna frase de reflexión como las que suele sacar en sus películas, tipo: "la naturaleza del pájaro es volar, así como la de un hombre es amar; el pájaro ama volar y el hombre vuela cada que ama; puedes cortarle las alas al pájaro, pero nunca sus deseos de volar; puedes decirle a un hombre que no ame, mas nunca dejará de amar". Ahora imagínense un movimiento de piezas lento, torpe e indeciso acompañado de un chiflido producido por los largos pelos de su nariz en cada respiración, más una larguísima serie de retruécanos y juegos de palabras mamones con tintes de reflexión; todo durante las 3 o 5 horas que duró el sueño. ¡No mames, qué mierda, qué desesperante sueño! De los peores que he tenido; ni siquiera había música. Hubiera estado bien una grabadora o un radio.
En otra ocasión soñé que el esposo de mi mamá me estaba explicando como funciona una planta desalinizadora, no en un ambiente de interlocución normal viendo a la otra persona, sino como si apareciera solamente una gráfica fea, plana y sin gracia alguna ocupando todo mi campo de visión, en donde me iban apuntando y explicando todo con un láser.
Y más recientemente soñé que editaba una plantilla en Dreamweaver 8; pero que tenía un error, así que durante toda mi etapa de movimiento ocular rápido estuve buscando la solución hasta que me desperté repentinamente en la madrugada y apliqué la nueva técnica que uso cuando sueño que trabajo en la compu: recrear el sueño en mi mente mientras estoy semiconsciente, guardar el documento, cerrar dreamweaver y apagar la computadora. ¡Jajajaja! Jaque-mate, cerebro, tú mismo te derrotas.
No-no, de la verguísima estos sueños; no se los deseo a nadie. De verdad que son frustrantes y exhaustivos.
¡YIUUUUUUUUAKKKKKKKKKK! !"$°!"$!"%!"%! (hice la foto chiquita para verla lo menos posible.)
Esto es lo que más me frikea, definitivamente. No puedo mirar esas manos con raíces por más de tres segundos. Cada que lo hago me volteo irremediablemente para otro lado, siento que la cara y las vértebras se me llenan de hormigas y me sacudo el cabello y la camisa con energía; luego hago un peculiar movimiento con las manos donde las abro y las cierro nerviosamente.
No obstante siempre que algo me recuerda a Dede, el hombre árbol, busco alguna noticia sobre él porque su caso me tiene extrañamente obsesionado. Su problema es genético. Una vulnerabilidad inmunológica hizo que algo tan curable como el virus del papiloma le brotara una especie de
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fffffffffffggggggggggA!!!!
graaaaaaaaaaagggggggggh!""%!" "!%&!&!&
¡RAICES!... ¡EN LAS MANOS!...
No puedo hacerlo, de verdad que no puedo. Me tomé un video con mi reacción pero no creo que sería prudente ponerlo aquí. Es humillante también, incluso mi exnovia solía torturame al mencionarme las horribles mutaciones en la piel que le aparecían al Dr. Suresh en la serie Héroes y yo me tenía que ocultar bajo los cojines para no escucharla.
Guácala. Es algo lamentable lo que le ocurre a Dede, lo sé; pero véanle el lado positivo. Al menos no tiene que poner un arbolito en navidad, se puede camuflar en la vegetación y procrear a sus vástagos usando las manos. Seguro que es un hombre de buenas
En fin, ¿y a ustedes qué les frikea? Yo por mi parte buscaré un buen psicólogo. Por cierto, la razón por la que no había escrito es que estaba un poco desanimado, pero creo que ya estoy bien.