kidviolence

Cómo voy a educar a mis hijos

Pues total que estaba yo moviendo un gigantesco tambo plagado de basura apestosa y pañales cagados hacia lo alto de una calle empinada, para después rodarlo desde el tope al momento en que pasara una peregrinación de fieles guadalupanos cuesta abajo, y de repente vi a un niño discutiendo con su mamá del por qué esta no quería comprarle el juguete del momento para el día de su cumpleaños (creo que es de oro, no sé, lo anuncian en la tv y tiene la capacidad de contestar el teléfono).

El niño se negaba a dar un paso más zangoloteándose con los brazos para evadir los vacilantes intentos de sujeción por parte de la madre.

“No mi vida, entiende que no puedo acceder a todo lo que me pides corazoncito. No seas caprichoso, mi rey. La semana pasada te compramos un Nintendo Wii de repuesto, por si pierdes el que tienes…”

Entonces el niño se puso más dramático y comenzó a refunfuñar y a patalear como el chavo del ocho cuando se enoja.

Yo me quedé tácito y en shock respirando rápido con cara de sacerdote mojigato que ve a una pareja de jóvenes besándose en medio de la calle y se escandaliza. ¡No lo podía yo creer! Por un momento solté el tambo, pues alcé los brazos debido al asombro, y éste rodó rápidamente cuesta abajo impactando en las piernas de un anciano y posteriormente estrellándose en una convención de feministas, lo que causo una notable explosión y me hizo sentir algo mal debido a las incontables muertes.

Eso no importa… ¿Por qué no lo regañó? O, mejor dicho ¿por qué no le pegó? ¿Alguna vez ha escuchado la palabra DISCIPLINA, señora? La próxima vez que su hijo quiera algo lo obtendrá de un banco, y no necesariamente haciendo los trámites correspondientes, si no con un pasamontañas y amagando con una magnum. ¡Qué gran trabajo, mamá!

Me caen mal los padres modernos que quieren ser “los mejores amigos” de sus hijos. ¿Para qué? Son niños. Los niños son aburridos excepto para Ulises Axel. Lo hacen porque quieren seguir sintiéndose jóvenes y para paliar sus sueños y esperanzas frustradas que se fueron al caño nueve meses después de que al papá “accidentalmente” se le descompuso el Datsun en una zona desolada y boscosa.

Si algún día llego a tener un hijo lo voy a educar a la antigua y a mi manera, muy, demasiado particular… Lo voy a educar ¡COMO HOMBRE! ¡NO COMO PUTO!.

Que dice: “Ay, ay tengo frio, tengo ganas de un caramelo.” —puuuf, golpe en el estómago de mi parte. Que se queje: “Papi, papi, me corté mi manita con mi espada medieval que me regalaste el día de mi bautismo” –SEA HOMBRE CABRÓN. ¡NO CHILLE!– respondería yo.

Nada de teorías pediátricas mariconas formuladas por psicólogos igualmente maricones y afeminados que usan bufanda mientras dan conferencias en un palacio gay de un país gay. ¡No! Nuestra relación de padre e hijo sería de hombres rudos y varoniles que sólo expresan su cariño con un abrazo de tres palmadas, fijándose que los genitales estén lo más alejados posible el uno del otro y con cierta incomodidad por temor a que alguien nos vea.

Así, más o menos comenzará su educación:

0 a 10 días de nacido – Nadar

Aprenderá a nadar. Tal como sale en la tv, que los meten en una tina y nadan cuales delfines, así será mi hijo, a todo mundo le agrandan los delfines. No sé si es porque están acostumbrados al líquido de la placenta o qué, pero lo vi en una película o sea que debe de ser cierto.

9 meses a 1 1/2 año – Cargar cosas pesadas

Todo hijo varonil que se precie de serlo, deberá de comenzar a acondicionar su cuerpo para hacer demostraciones de fuerza tan necesarias en la vida como lo son: cargar rocas no tan pesadas, mover muebles, triciclos, etc., y situarse de una buena vez en el tope alimenticio de los estatus de bebés rudos.

1 a 2 años – Reflejos

Desarrollará al máximo sus reflejos instintivos de supervivencia con técnicas mundialmente conocidas como la pelota en llamas o el equilibrismo a 10 metros de altura. Todo esto le ayudará a explotar su velocidad de combate acción-reacción a un nivel propio de Ninjas asesinos o de caballeros de bronce.

2 a 3 años – Argg

Antes de que comience a hablar fluidamente como senador de la antigua Roma y con voz de Barry White (por cierto, me encanta la música de Barry White porque su voz me recuerda a la mía) quiero que balbucee y escupa varoniles “Arggs”, como los de un rudo pirata; cosa que hará que se gane el respeto de otros bebés del vecindario en corto plazo. Otras veces le leeré uno que otro “pasional” o “maistros y chalanas” para que posea buenas técnicas de amante en el futuro.

3 a 4 años – Cacería y adaptación a inclemencias del tiempo

Aquí comienza la parte difícil de su entrenamiento educación. Se vienen interminables series de lagartijas y abdominales en condiciones climatológicas infrahumanas y de trabajo forzado como leñador en las gélidas montañas. Exactamente como hicieron conmigo: cargando con los pies ligeros y yertos troncos gigantescos en tormentas de nieve a -20 grados, para luego afilarlos con mis dientes y matar osos.

Un hombre debe de saber llevar alimento a la cueva y la mujer debe de quedarse en ella limpiando para después cocinarlo. -William Shakespeare, Romeo y Julieta-

4 años en adelante – Pelear bien

Siguen interminables abdominales y lagartijas pero combinadas con arte de guerra. En la primera etapa le enseñaré cosas básicas de un combate cuerpo a cuerpo como la protección contra golpes bajos, cafacoles, etc. en escenarios dignos como “el circulo de la muerte”, “la montaña de los 5 picos de la muerte”, “el volcán de la muerte”, etc . En la segunda etapa, varios años después del ninjutzu y el wingchun, aprenderá a manejar el escudo, la lanza, el boomerang, la red, formar falanges, testudos legionarias y a usar una interminable lista de armas medievales. Y en la tercerá , casi como a los siete años, ya entenderá tácticas de espionaje, sitiado, sigilo, infiltración y demás . Sabrá cómo llegar silenciosamente detrás de algún mercenario MALO y romperle el cuello sin más ruido que el de los grillos de una noche de verano.

Creo que he visto demasiadas películas. ¡Ah! Y a leer también.

* * *

En fin. Creo que seré un buen padre [coff,coff] Nunca me excederé, y mis inocuos castigos no pasarán de los golpes rectos al estómago que son graciosos porque dejan sin aire, coscorrones, sapes, pellizcos y nalgadas. Y si es niña, simplemente le pondré un cinturón de castidad hasta que llegue quien la pretenda y ofrezca un generoso dote de doblones.

Aprovecho esto para volver a anunciar mis cursos de verano a los que pueden asistir sus párvulos para que no se conviertan en unos mendrugos pusilánimes y afeminados como ustedes.

¿O qué? ¿Qué prefieren? Que sus hijos luzcan así…

o así…



John Rambo.

No hay mucho qué pensar.

Comentarios: