¡Matemos a Lucerito!

A lo largo del tiempo he escrito cosas en contra del maltrato animal. Me gustan los animales, pero no me gusta entusiasmarme con el tema porque conozco a la gente que me lee, y sé que no tardando empiezan a imaginarme con un french poodle en mi bolso de moda o cantándole trovas a los árboles. Por eso trato de no hacerlo, aunque me cueste trabajo evitarlo.

La noticia de que Lucero mató una cabra de una especie amenazada (al parecer con uno de sus famosos pedos) ya dio vuelta por todo el país, por lo que no pienso entrar en detalles y me limitaré a dar mi opinión. Pero antes quisiera adelantarme a lo que considero el argumento más imbécil para defender la matanza de un animal por diversión:

Este es el argumento más citado, pero a la vez falaz, que utiliza la gente que defiende una postura a favor del asesinato de un animal por entretenimiento, como lo implica la cacería deportiva o la tauromaquia. Con el tiempo he aprendido que es una pérdida de tiempo debatir con ellos, porque una persona tan obtusa que no logra comprender la diferencia entre matar para comer y matar para entretenerse difícilmente la va a entender con palabras.  Su cerebro no les da para mucho. Aunque he decidido intentarlo una última vez, solo que ahora con dibujitos para ver si así lo logran entender:

*Nota solo para nerds: Tuve que simplificar  la deducción para invalidar el argumento de que “¡Si estás en contra de la cacería deportiva (o de la tauromaquia), pero comes carne; entonces eres un hipócrita!” Si desean leerlo completo y rebatirlo o complementarlo, aquí pueden leerlo.*

De verdad que prefiero cualquier otra razón antes que ese dizque razonamiento. Respetaría mucho más a una persona que me dice: “¿Sabes qué? Me gusta matar tengo el pene pequeño y una frustración sexual, y el matar compensa mi necesidad de dominio sobre los demás. Me gusta dispararle a un venado y pensar que dejaré huérfano a Bambi. ¡La muerte y la destrucción me encienden! Así que, si no te gusta lo que hago, júntante con tus amiguitos maricones y vayan a llorarle como niñas al congreso y a pedirles que se prohiba la caza, que yo les pediré que siga legal. ¡Mientras tanto déjame pulir el marfil de mi elefante en paz, maldito abrazaárboles de mierda!” Al menos serían honestos y no excusarían sus costumbres con argumentos mediocres sacados del culo.

Pero esta repulsión en poco se compara con la que siento cuando miro a los seudo aficionados de los toros  o de la cacería que solo se hacen aficionados para pertenecer a un grupo elitista de ricos decadentes, quienes al menos tienen un amor genuino por sus costumbres sangrientas. En cambio estos advenedizos como Lucerdito no, pues buscan la aprobación de estos grupos y ya ni siquiera pueden considerarse villamelones, sino arrastrados. Por ello se me hizo justo todo el escarnio que recibió y que sigue recibiendo, animándome a mi también, como buena chusma, a tomar mi fruta podrida y lanzársela.

Igual me parece curiosa la reacción de aquellas personas que exclaman un cursi “aaaaaaaaaawwww” apenas ven la imagen de un cachorrito en Youtube (aunque esté lamiéndose una infección en las bolas), pero ante el más leve atisbo de maltrato animal van rápido a ponerse su traje de inquisidor y a buscar la leña para quemar de la manera más horrenda al culero que pateó al perrito. ¿Eso también me parece enfermizo, saben? Como sociedad solo es sano quemar a los alborotadores que digan necedades como que la tierra gira alrededor del sol.

Aquí la imagen que tantas antorchas encendió:

 

Algo que muchos de estos inquisidores de la Santa Orden de los Cachorritos desconocen es que, por irónico que suene, la caza legal contribuye a la preservación de especies. Los cazadores  son generalmente personas adineradas que pagan cifras exorbitantes para conseguir sus licencias de cacería, así como impuestos elevados sobre los equipos de caza, además de hacer donaciones voluntarias para la protección de las reservas forestales. No son el tipo ideal de conservación, pero vamos, mientras no haya nadie más para sustituirlos se deben reconocer sus contribuciones al medio ambiente. Ellos aportan dinero y ustedes aportan likes. ¿Con qué aliados tiene Zimba más probabilidades de conservar su reinado?

Yo en lo personal no me opongo a la cacería legal, solo por estos beneficios que menciono. Fuera de eso no me gusta porque me parece una práctica cobarde y alevosa. Ellos nunca matan al animal; se esconden seguros a una distancia de 100 metros y jalan el gatillo de una máquina que hace todo el trabajo de aniquilar en un instante una magnífica obra de arte que a la naturaleza le tomó millones de años crear. Su gran puto mérito de cazador es llegar hasta donde se encuentra un animal asustadizo y en total desventaja, y dispararle. Y probablemente cagar en el bosque con una nube de mosquitos hostigándolos.

Son una vergüenza para nuestros ancestros.