Perro castroso y otro sueño varonil

Puta, el domingo tuve un sueño tan loco que varios no me lo van a creer.

Como he estado leyendo los libros de la serie de George R.R. Martin, Canción de Hielo y Fuego, soñé que yo era el enano llamado Tyrion Lannister, y que estaba en una especie de ghetto en Estados Unidos, dentro de un edificio de departamentos viejo y pintado con grafitis, buscando prostitutas.

Ahora bien, antes de que me etiqueten como puerco, yo nunca he pagado por sexo, ni lo pienso hacer; pero era un sueño, y era yo enano, y rico, y me sentía con ganas de tener una buena fiesta.

Total que en las escaleras se presentó una vieja fea y vestida como gitana, con muchísimas joyas de baja calidad, oliendo a un perfume no vulgar, pero muy dulce. Era la matrona. Ella me dijo que escogiera la mujer que quisiera. Para mi sorpresa, y totalmente en contraste con el lugar, las mujeres eran hermosas; modelos y actrices porno. Si acaso era un sueño o no, tenía que aprovechar.

Me sentía un tanto interracial y me acerqué a una actriz porno negra llamada Vanessa Blue. La tomé de la cintura y la senté en mis piernas en un sillón viejo. Sin embargo, de la nada apareció un estúpido amigo, se puso junto a ella y también comenzó a tocarla, diciendo: “¡ah, no mames, qué buena está!”, babeando como los lobos de las caricaturas; y yo como que qué mierda haces aquí, ¡vete! Pero no se fué. Me enojé y me fui a buscar otra, una rubia muy guapa. Cuando estaba con ella, apareció otro estúpido amigo para arruinarlo todo diciendo algo como “‘ira wey, no mames, ¡qué nalgotas!”. Y así sucedió una vez más.

Indignado le pedí a la matrona que me buscara una puta solo para mí, y que no quería más interrupciones. Para ese entonces, todas las putas se habían convertido en clones de la primera que quise, Vanessa Blue. Ahora sí me acerqué a ella con toda la seguridad que te da el ser un lord enano y adinerado, me la llevé a una habitación para hacerle todo lo que quisiera —y sin condón; porque en el fondo sabía que era un sueño y que no pescaría ninguna enfermedad—.

Como yo era enano, mi cara estaba a la altura de su ombligo, y le decía algo en inglés como “qué conveniente para ti, jeje”. Después, ya cuando ella estaba en la cama, desnuda, y yo de pie en un extremo, ya casi sin poder contenerme, listo para llenarla de genes en menos de 10 segundos, escuché que Vanessa me dijo: “come here, baby….”, pasó un momento, abrió las piernas para darme entrada, y después me llamó con un rarísimo “wa, wa, wa”. Me quedé como pendejo, y le preguntaba qué era eso, y ella seguía respondiendo: “wa, wa, wa, wa”.

Wa, wa, wa, wa, continuaba sin que yo supiera qué pasaba. Y a medida que decía wa wa wa, el sueño se despintaba poco a poco, diluyéndose en una nube de luz que me transportó a mi recamara, ya de día. El wa wa wa se había transformado en un ladrido de perro como a las ocho de la mañana del domingo.

Si acaso me enojó que me despertara, me enfureció más el hecho de que el puto perro no se callaba. No solo me había privado de un delicioso sueño erótico, sino que me había hecho enojar lo suficiente como para ya no poder dormir nuevamente. Puto perro de mierda, cómo desee tener un rifle de francotirador y dispararle justo en el hocico. Les juro que en ese instante lo habría hecho. De verdad. Y yo soy una persona en contra del maltrato animal, lo saben; pero hay unos animales que definitivamente lo están pidiendo, como ese perro. Aunque, sin ningún tipo de dolor, solo un balazo rápido, ¡bang! Y otro más al pendejo dueño, porque él o ella es el idiota culpable.

Y bueno, antier soñé que unos leones se querían meter a mi casa, y que tenía que cerrarles el acceso con tablas y clavos. Siempre sueño con leones que me persiguen, pero es jodidamente irritante e injusto porque, por más que avanzo o les pongo obstáculos, los leones llegan adonde yo estoy, en chinga y sin ningún esfuerzo. Es algo difícil de explicar, pero son como juegos de rompecabezas que yo tengo que armar con mi entorno para que ellos no me sigan. El caso es que qué puta sensación de susto e injusticia me dejan, porque se supone que son MIS sueños, pero éstos siempre son parciales hacia los leones. Qué coraje me da cuando despierto, no mames.

Muchos de mis sueños son así, sueños para verdaderos hombres. Debería anotarlos, pero es difícil hacerlo porque por lo general pongo el snoozer para que me despierte en 10 min. y es en ese entonces cuando se me olvidan. Algún día los invitaré a ustedes y entrarán en un increíble y emocionante mundo de leones tramposos y prostitutas.