La Marcha de las Putas

Ustedes saben que no me iba a quedar sin decir algo al respecto. Pero antes de que me vengan a reclamar y a lanzarme dildos por mi entrada, estableceré tres postulados:

1.- Falso Profeta está en contra de la violencia física y verbal contra las mujeres.
2.- Algunas cachetadas en mi adolescencia me hicieron comprender que NO significa NO.
3.- Creo en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres (excepto en automovilismo, capacidad para eructar y comentarios futboleros).

Aclarando lo más importante, me siento libre y liviano para escribir mi punto de vista. Si alguien se molesta por esto, es algo que me tiene sin cuidado.


En primer lugar, me metí a Google para saber más acerca del movimiento. De hecho, debo de confesar que el nombre me llamó mucho la atención, pues tengo un concepto muy lindo de la palabra “puta”, y debido a esto me imaginaba que entre las fotos de la marcha podría encontrar algo así:

¡Qué senos tan deliciosos!

Pero más bien lo que encontré fue algo así:


Mujeres peludas en una protesta feminista… ¡qué sorpresa!

Algo inesperado para la asociación tan idílica que tengo con la palabra puta. Pero eso no importa, estoy de acuerdo con casi todo lo que pretenden, hacen y dicen, salvo con algunas cosas.

 

1.- Los carteles y sus portadoras.

Por ejemplo, con los carteles de protesta no estoy del todo de acuerdo; eso sí fue algo que llamó mi atención. Se me hace extraño que algunas mujeres no muy agradables físicamente y que tienen cara y cuerpo de dictador de Uganda, anden cargando un cartel que diga “NO es NO”, y gritando por todas partes que no quieren que algún hombre las toque… En serio… ¡qué carajo! ¿¡por qué harían eso!? ¿No es acaso un poco redundante el que lo digan? Porque ¿¡quién coño tendría ganas de acercarse a tocarlas en primer lugar? Un hombre sabe por instinto que las tarántulas y las serpientes no se deben tocar; no necesita de un cartel que se lo advierta.

Amiga horripilante que carga un cartel diciendo que no quiere que la toquen, un tip: siéntete agradecida con el alcohol y el efecto que produce sobre los hombres urgidos cuando eso pase.

Si algo es típico en este tipo de protestas claramente misándricas es que siempre, SIEMPRE, quienes con más pasión y cólera gritan son las más feas, las más gordas, las lesbianas y uno que otro maricón. Nada de esto me extraña, puesto que debe de ser como una actitud de revancha contra algún rechazo o experiencia cruel del pasado asociada con un hombre, y ya por eso todos los demás pagan los platos rotos, siendo considerados ahora unos cerdos lascivos, misóginos y homofóbicos. Manifestantes así le restan seriedad a tales movimientos y hacen ver a los demás manifestantes, que en realidad buscan un cambio, como un hato de rencorosos sin mucho cerebro.

Pero pasemos al siguiente punto con el que no estoy de acuerdo.


2.- Dignificar la palabra puta.

Otra cosa que me pareció absurda es que quieran —no todas, claro, solo las lideresas hembristas que a todo mundo caen mal— hacer de puta una palabra linda y socialmente aceptable al apropiarse de ella; o sea, dignificar y honrar algo cuyo significado textual lo establece como indigno y deshonroso. ¡Es un jodido insulto, idiotas! ¡Se supone que tiene que ser ofensivo, no algo favorecedor! Que se le dé un uso inadecuado e injusto en muchas ocasiones es algo muy distinto a que en esencia sea algo dañino. Una sociedad no prohibirá la posesión de los cuchillos solamente porque se podrían utilizar para asesinar a alguien; ¿saben por qué? ¡Porque es jodidamente estúpido!

Además, si gritan a cuatro vientos que no les importa lo que piensen de ellas, que se pueden vestir como lo deseen y que se sienten cómodas siendo, como ellas mismas lo dicen, unas putas, entonces por qué la intención de suavizar o erradicar el uso de la palabra puta. Que no jodan. Parece que después de todo sí les importa, y eso es una gigantesca contradicción del tamaño de mi pene erecto y venoso, deseoso de putas REALES.

¿Qué diría Gabriel García Márquez sobre esto? Lo van a dejar sin trabajo. La palabra puta es una palabra deliciosa, y sirve para diferenciar a una mujer que cobra de una que lo hace gratis. ¿Cómo habríamos de saber esta sutil diferencia entonces? Además, es el insulto más básico, rápido y efectivo que existe; y no solo es de uso exclusivo de los hombres; una mujer también lo puede usar para referirse a una mujer enemiga —algo que siempre hacen— o a nuestra madre, lo cual para nosotros sería igual o más ofensivo. Incluso existe su equivalente masculino: puto, del cual nosotros nunca nos hemos quejado. Puta pues, es una reliquia y un patrimonio de la comunicación humana, sea en el idioma y lenguaje que sea. No dejemos que un grupito de zorras extremistas nos la quiten.

¿Cómo llamarían ellas a su “amiga” que le robó el novio o el marido? ¿Mala amiga? Ajá, seguro… I rest my case…

 

3.- Hombres hipócritas

¿Ustedes mujeres saben a qué van la mayoría de los hombres? ¡A mirar tetas!

En este artículo dicen que muchos hombres solamente fueron a la protesta para fotografiar mujeres —a las más buenas, claro— y, pensando en que por ser una manifestación de putas les resultaría fácil, buscar tener sexo con alguna de ellas.

“Hubo hombres que me pedían una foto con ellos y a la hora de posar, me agarraban de la cintura y me apretaban hacia ellos, eso ya es el colmo, porque no entendieron el motivo de la marcha y eso es desestimulante, pero al fin y al cabo así se hacen los grandes cambios”

¿Qué esperaban? ¿Un Conde de Montecristo que les fuera a cubrir con su capa? Jaja, no mamen. Un cuerpo desnudo siempre provocará la misma reacción aquí y en el otro extremo del mundo.

Ésta:

8======================D

 

4.- No ser vistas con lujuria cuando visten provocativamente

Vaya… brillante idea ésta. Vamos a dar un brinco de 200,000 años (o más) de evolución y a reconfigurar nuestro cerebro humano. Derogemos toda ley psíquica de mecánica newtoniana sobre acción y reacción; y que ningún hombre voltée a mirar culos en la calle y que mire a los ojos de una mujer durante una conversación en vez de mirar 35cm más abajo, cuando una parte llamativa del cuerpo femenino esté más que expuesta. ¿O qué tal esto que sería más facil?: ¡Sacarles los ojos a todos los hombres!

Yo no culpo a las mujeres de que sean víctimas de la violencia sexual por vestir como zorras (como lo hizo aquél policía de Toronto al llamarlas sluts, y fuera lo que iniciara todo); eso está mal y no tiene justificación, pero, vamos, no pueden no tener responsabilidad alguna de recibir miradas lascivas y galanteos patéticos de hombres que se dejan —por toda la lógica natural del cortejo, coqueteo y calentura primaveral— llevar por las apariencias.

De nuevo. Esta idea alocada de ni siquiera recibir piropos se le debió ocurrir a la más fea del grupo, que ni por Internet recibe alguna clase de halagos, y ya que ella no los recibe, quiere que las demás tampoco los reciban.

 

5.- Eliminación de los hombres chingones y machistas

¿Por qué a mí? ¿Por qué esas consignas ofendiéndome y acusándome de lo peor? ¿Qué les hice yo? ¡Díganme! ¿Por qué destruirme si jamás le he hecho daño a alguna mujer (excepto cuando la asesiné —sin querer— en una explosión de placer)?

Yo siempre me he preciado de ser un hombre chingón y machista (así, todo junto; ninguna palabra si la otra), pero nunca he llegado ni llegaré a los extremos de maltratar a una mujer, ni tampoco de considerarla inferior a un hombre. Me gusta burlarme de su manera de conducir y hacer infinidad de chistes machistas, pero hasta ahí. ¿También ese tipo de humor nos lo quieren prohibir aquellas mujeres?

Yo no creo que el ser moderadamente machista —y chingón— , como lo soy yo, pueda contribuir de la manera que sea a la violencia contra la mujer. La clara prueba soy yo, mis amigos y muchos de mis lectores. Además, son personas como nosotros, machos peleoneros y llenos de testosterona, quienes defenderíamos a todas aquellas mujeres que protestan y temen ser víctimas de una violación. ¡Ellas nos necesitan! ¿Acaso creen que alguno de esos afeminados hippiosos súper open minded que fueron a protestar las defendería de un violador nocturno? Probablemente sí, pero probablemente también es que no lo lograría o que terminara pidiendo él también ser penetrado.

¿Saben adónde pararíamos sin personas como yo? Aquí:

Una distopía homosexual regida por hombres en kimono con buenos modales, que tienen prohibido el contacto sexual y decir malas palabras, como la de la película Demolition Man. ¿De verdad eso quieren?

Personas como yo también deberíamos de hacer nuestras marchas… la marcha de los hombres chingones y machistas, o algo por el estilo; pero considero que cualquier marcha constituida solamente por hombres que no se dirija a la guerra, a cazar un monstruo que mantiene aterrorizado a un pueblo o a incendiar el palacio de algún menchevique, es algo muy muy gay. Por esto es que supongo que dentro de 200 años personas como yo nos habremos extinguido y no seremos más que una triste página de Wikipedia…

Pero mientras tanto, ¡se joden! ¡Habrá machismo y chingoneidad en ésta página hasta lo que dure!

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