Literatura chingona – Placazos en los baños

Jaja, ¿alguien de mi edad, más viejo o cercano a la generación chingoneidad recuerda la revista “A sí soy… ¡y qué!”?

Esta clase de revistas eran algo así como lo más cercano a la pornografía que podíamos conseguir los pubertos/adolescentes mexicanos allá por mediados de los noventas, que no tenían el dinero suficiente para comprar una Playboy, y lo único disponible eran estas jocosas novelas cortas que venían ilustradas con caricaturas de mujeres diametralmente mamacitas, exuberantes y con tetas y culos gigantescos que no cabían en sus diminutas prendas; cuyos atractivos sensuales exagerados, si acaso existieran en mujeres reales, éstas serían para nosotros un atractivo testicularmente incontrolable. Estos atributos óptimos para la reproducción y configurados universalmente para gustar eran, además, complementados con rostros angelicales, cándidos, sumisos y siempre dispuestos a complacer a hombres que resultaban ser todo lo contrario a ellas; feos, gordos y nacos, y por si fuera poco: pobres; pero milagrosamente irresistibles para las chicas de la historia, quienes se disputaban su amor,  o bien se lo compartían y generalmente los explotaban sexualmente hasta la última gota. En pocas palabras, las fantasías más rudimentarias, fáciles de ingeniar y difíciles de conseguir debido a su inverosimilitud. Pero ¿no son acaso estas las mejores?

En las portadas se podían leer frases de lo más guarras, machistas y siempre sexualmente alusivas, pero disfrazadas con un peculiar doble sentido. Digamos que leer esto no contribuyó mucho para ampliar mi nivel cultural, ni que me ayudó a desarrollar mi inteligencia, pero puta madre que si me hice buenas pajas con estas revistas. Y no sólo eso, contribuyó en buena medida a liberar mi humor desvergonzado, exagerado y grosero que me conocen hoy día.

Aquí algunos ejemplos de estas joyas literarias como “Las Chambeadoras”, “Maistros y Chalanas”, “El Libro Vaquero”, “El Mil Chistes”, “Bellas de Noche”, etc, etc, etc. Notarán que es una especie de Hentai mexicano, pero más cómico.

Revista PRESIDIO. Literatura chingona: mucha acción, pandilleros, alcoholismo, héroes feos y cabrones, prostitutas hermosas, lenguaje fácil de comprender (nada de rodeos incomprensibles de Saratustra o del mamón de Heiddeger, ¡vayan al grano, carajo!). Suena a algo que Falso Profeta debe de leer en la central de abasto, disfrutando con una sonrisa morbosa, mientras espera pacientemente a que una marchanta le pida ayuda para cargar las verduras.

Más joyas de Presidio. Noten la manera ordinariay prejuiciosa de tratar una enfermedad mortal: “¡Rico SIDA!” Dibujando a las personas contagiadas como si fueran unos putos zombis jajaja. Vaya, ni a Caijuan lo dibujarían así.

A lo mejor les parezca bastante naco… a mí también, pero por otro lado me parece muy divertido. De hecho, es tanta la gracia que le encuentro, que muchas veces suelo imitar ese tipo de humor vulgar y lo llevo más allá de la literatura.

Por ejemplo, ahora que estuve viajando en Oaxaca (razón por la que no había escrito), en uno de los muchísimos restaurantes que hay alrededor del zócalo, cuando estaba encerrado en el baño realizando mis necesidades fisiológicas, decidí dejar la marca “Falso Profeta” bien grabada en la mente de alguno que otro oaxaqueño. Dibujé al ex-presidente Benito Juárez en la pared diciendo algo en contra de los estudiantes porros que les llamo revolucionacos. No le pude tomar una fotografía a mi dibujo porque ¿qué clase de pervertido se lleva su cámara cuando va a cagar? A menos que estés en el chingado aeropuerto o en el DF ¡eso no se hace! Pero en fin, llevaba mi lapicero y lo que hice fue sacar un billete de 20 pesos y de allí copié el rostro de aquél gran presidente, luego tomé mi cuerpo como molde y se lo añadí, lo cual dio como resultado algo así:

La verdad es que pude escribir algo mucho mejor, lo sé; pero era demasiada presión estar cagando y dibujando al mismo tiempo, más con toda esa afuera y los meseros caminando de un lado a otro. Si alguien en Oaxaca ve mi dibujo y le toma una fotografía, envíemelo y lo publicaré aquí mismo. Sólo espero que los del restaurant no lo borren porque sí me costó algo de trabajo.

Llevo 10 años compartiendo mi arte con el mundo. Recuerdo que el año pasado, en Tlacotalpan, ni siquiera ocupé el baño para lo que es, sino que entré directo a escribir mi versión de los poemas clásicos de Don Juan Chilorio (parodia vulgar de Don Juan Tenorio), que iba algo como:

La verdad es que no recuerdo nada del poema, así que lo re-inventé. Mucho antes de esto, cuando empecé mi carrera de rayador de paredes de baños, solía parafrasear un verso que venía en el libro Picardía Mexicana acompañada de este dibujo

y decía: “Este es el gallito inglés,/ míralo con disimulo,/ quítale el pico y los pies/ y métetelo por el culo”.

Pero lo dejé de hacer porque es algo que todos los rayadores de baños profesionales acostumbran, y yo quiero ser la gran diferencia. ¿Ustedes qué frases recuerdan haber leído o escrito en los baños públicos?

En fin. De regreso a Xalapa no pude dormir e hice unos versos no tan groseros, y hasta en cierto medida, muy románticos, que trantan sobre amor, deseo, deliciosas zorritas y los cogidones que les pondría yo a cada una de ellas. Mi idea es publicarlas aquí GRATIS y que ustedes me hicieran el favor de llevar mi trabajo hasta sus ciudades escribiéndolas en las parades de los baños; y si pueden tomarle fotos y enviarmelas, mucho mejor. Las publicaría aquí o en mi Facebook. Por cierto, ¿alguna vez han tratado de orinar en el baño de un ADO que viaje por las carreteras atestadas de curvas de Oaxaca, al cual no le funcione bien el foco, y utilizando una mano para sostener el miembro y la otra para abrir poquito la puerta para que entre luz y poder ver? ¡Puta madre, a eso le llamo yo habilidad!