Historias estúpidas

La otra vez andaba yo hasta el culo en el puente colgante de Jalcomulco, viendo el río pasar abajo y que me dice un amigo que andaba marihuano: “Nooooo mamesss, mira qué chingón se ve allá el fondo… la selva… bien tétrica, como que te reta a que vayas a explorarla… nos está llamando… mira, mira bien el río cómo se divide… qué hermoso, esas cosas te hacen pensar en la existencia de Dios… a que no vas para allá a explorarla…” -y que le digo: “¡A, QUE SIII!”. Y que me voy de ahí harto de él a comprarme un esquite porque tenía un chingo de hambre.