Ya me informé y dejé de ver Televisa. ¿Ya puedo opinar sobre la CNTE?

Vivimos en una era donde la mayoría de las opiniones se forman al observar las opiniones de otras personas que parecen saber más que nosotros. Atrás van quedando los buenos tiempos en donde se nos dictaba qué pensar y se nos inundaban los sentidos con imágenes de nuestro amado líder y canciones del glorioso régimen. En la modernidad las batallas ideológicas se ganan con retuits y likes. Entre más respaldo de este tipo tenga una opinión, tanta mayor es su probabilidad de ser aceptada por una persona, como una especie de coliseo ideológico.

Esto sucede porque la información que recibimos ahora es mucha más que la que recibíamos hace 20 años, lo que nos ha forzado a hacer el procesamiento de datos más eficiente, y optamos por recibir la información compactada o solamente leer encabezados. —¡Si has leído hasta aquí, pero ya quieres brincarte a la parte importante, estás probando mi punto!— Tan pronto tenemos interés en una noticia, ya salió otra, y otra, y otras más. Queda poco tiempo, pues, para ser críticos. Aceptamos lo que se dice sin cuestionar, porque ya no hay tiempo de ponerse a analizar, y menos de investigar.

Es aquí cuando se corre un riesgo: cuando la información que usamos para decidir qué pensar viene distorsionada, sin fundamentos o manipulada, y nuestra capacidad crítica se chamuscó por no utilizarla, la gente se convierte en imbécil. Y si a este hecho preocupante añadimos que cuando las escasas personas críticas que nos quedan se atreven a opinar son silenciadas, no sólo por los tradicionales gobiernos represores, sino también por grupos dogmáticos de ciudadanos progresistas y ofendidos profesionales, entonces es tiempo de sonar las sirenas.

Chairos.

Esta clase de grupos que conocemos como progres, mamertos, chairos, adoctrinados, etc., en teoría luchan por las “causas justas”, lo que les hace sentirse con una especie de dignidad moral para rechazar y ser intolerantes con opiniones opuestas a las suyas. Creer que están del lado de la justicia, del pueblo o los desprotegidos les confiere una inmunidad a la crítica, además los libra de responsabilizarse de que su información sea veraz y objetiva. Sus argumentos se vuelven irrefutables por el hecho de estar del lado de “los buenos”, y las opiniones contrarias se tornan perversas y valen pura chingada por estar del lado de “los malos”.

Es una actitud caprichosa e infantil que evita a toda costa que otros argumentos salgan a la luz por temor a que podrían parecer más ciertos o válidos que los suyos. Esto sucede en todos los “ismos”. Por ejemplo, cuando criticas las alas radicales del feminismo, todos tus argumentos son repentinamente invalidados porque “eres misógino”. Cuando hablas a favor de empresas trasnacionales, “eres un esclavo del capitalismo”. Y cuando criticas la CNTE y movimientos que parecen ser del pueblo, eres un peñabot o peñazombi, y la misma gente que te manda a informarte suele estar menos informada que tú, porque de lo contrario cuestionarían los movimientos que apoyan.

¿Por qué no apoyo a la CNTE?

Esta imagen bien puede representar las razones por las que no puedo simpatizar con ellos.

  1. Arbitrariamente y sin consenso de la mayoría deciden qué es lo justo para toda una población, y con todo el egoísmo y arrogancia del mundo toman las medidas necesarias para que “haya justicia”.
  2. Para el magisterio el momento en que “haya justicia” será cuando el gobierno que le arrebató el control de las plazas laborales las devuelva y además les permita nuevamente heredar, rentar, vender y dar las plazas a quienes deseen. Algo que en términos históricos se conoce como puto FEUDALISMO de hace siete siglos, ellos le llaman “derechos ganados”, que efectivamente son privilegios legales que en México no se ganan luchando valientemente contra el sistema represor, sino yendo de la mano con él, llenando mítines, coaccionando votos y ganando elecciones para su contratista en curso.
  3. Dicen ser el pueblo y representar al pueblo, pero la gran mayoría de los oaxaqueños no viven de la CNTE ni obtienen un beneficio de ellos. Son minoría. A la CNTE le importa una mierda si comerciantes, transportistas, empresarios, indígenas que viven del turismo y pobladores en general son afectados por sus bloqueos; sin embargo, se justifican con que están luchando para que la educación no se privatice, junto con otras excusas o engaños como los siguientes.

Argumentos usados por la CNTE y los defensores del movimiento:

Argumento 1: Los sindicatos están luchando para que la educación no se privatice.
Falso. El artículo 3º de la Constitución sigue tal como se dejó en 1917, aquél que dice que “la educación debe ser laica, gratuita y obligatoria“. Para que la educación se privatice tendría que eliminarse uno de los artículos más importantes política y culturalmente de los mexicanos. Sería algo como quitar uno de los Diez Mandamientos y que los cristianos y judíos se acostumbren a que sean nueve. La mismo gratuidad educativa también es confirmada por el artículo 6º de la Ley General de Educación (LGE), que dice “…la educación que el Estado imparta será gratuita“.

Argumento 2: La refoma hará que se cobren cuotas.
Falso. Contrario a lo que se cree del pago de cuotas, la Reforma Educativa añadió que “...en ningún caso se podrá condicionar la inscripción, el acceso a la escuela, la aplicación de evaluaciones o exámenes, la entrega de documentación a los educandos o afectar en cualquier sentido la igualdad en el trato a los alumnos, al pago de contraprestación alguna“. Si muchas escuelas cobran cuotas ilegales lo hacen precisamente gracias a las mafias entre gobiernos, escuelas y sindicatos que se chupan el presupuesto. Algo que sucede desde décadas antes de que se escribiera la reforma educativa.

Argumento 3: Es una reforma laboral, no educativa.
Este argumento carece de sustancia y no ofrece absolutamente nada más que una diferenciación semántica, pero es de los más recurrentes. Es tan vano como decir “los cirujanos son médicos, no doctores”. La reforma bien puede considerarse educativa o laboral. Al eliminar el feudalismo de plazas y someterlas a la competencia abierta entre cualquier ciudadano docente, lo más probable es que quien la gane sea la persona que se preparó mejor, y normalmente quienes se preparan mejor son también quienes tienen mayor vocación. Entre mejores sean los maestros, mejor será la educación. Por eso es laboral y educativa.

Argumento 4: La evaluación no es la ideal.
Esto debería analizarse con profundidad y por especialistas en educación. No obstante, los países con mejor calidad educativa del mundo cuentan con algún método de evaluación docente y reglas muy exigentes para la selección de profesores. Los sindicatos y sus defensores no ofrecen más que razones morales y subjetivas para evitar cualquier mecanismo de medición de sus aptitudes para enseñar.

Argumento 5: ¡Pe-pe-pero el gobierno hace cosas mucho peores que la CNTE y tú no te quejas!
El rey de los argumentos idiotas. Como si una cosa justificara la otra. No merece ningún tipo de análisis.
telebisa

Hay más argumentos que no incluiré para no extenderme; principalmente aquellos de la pobreza y el desarrollo, que son más cuestiones de presupuesto y de política económica. Pero no creo que importe de todos modos, porque el mayor conflicto de la reforma en el fondo lo sabemos todos. La pregunta es: si en la Reforma Educativa se eliminaran los fragmentos donde podría especularse que la educación se “privatizaría”, que incluso se cambiara el modelo de evaluación o que ni siquiera se llevara a cabo, ni hubiera despidos; pero que el sistema de compraventa y heredación de plazas quedara sometido a la competencia abierta ciudadana, ¿se terminarían las protestas en Oaxaca o seguirían?

¡Continuarían! Porque el conflicto central es quién decide quién es maestro. Solo que la CNTE y sus beneficiados no tendrían más excusas para justificar sus acciones. Pero el gobierno es rígido, estúpido e intransigente. Están completamente desconectados de la ciudadanía. Bien pudieron terminar con esto hace dos años, sin necesidad de violencia, muertes y pérdidas económicas millonarias; solamente eliminando los fragmentos de la reforma que son usados como combustible propagandístico de la CNTE, y dejando intacta la parte más importante, que es el control de las plazas.

Por blasfemo que le parezca a las élites culturales de este país, la reforma educativa es benigna para la educación desde el momento en que un profesor tiene que competir con otros para dar clases en vez de recibir una plaza sin importar si es competente o no; un principio que aplica a cualquier profesión. Si los sindicalizados consideran que la evaluación no resuelve nada, entonces que acepten competir por su trabajo; o si no quieren competir, que se sometan a una medición de sus aptitudes, como el resto de los mexicanos mortales (así es, ¡algunas empresas son tan crueles e inhumanas que miden nuestras aptitudes!).

Pero es precisamente la horrorosa opinión que tenemos del gobierno la que hace que una medida que en verdad podría ser útil para mejorar la educación sea automáticamente vista con recelo y hostilidad. Sumémosle la astuta manipulación de la CNTE y el respaldo ideológico de intelectuales marxistas, mamertos profesionales que citan en cada renglón al “neoliberalismo” y humanistas en general que dan mucho peso a las letras pero poco a los números, a una población intelectualmente inmadura, deficientemente educada por el mismo sistema educativo que se niega a morir, y solo capaz de distinguir buenos y malos, nunca matices; entonces tenemos este grandísimo conflicto ideológico.

Por ello fue que escribí este artículo. Para promover un poco la crítica y dar a mis lectores mis argumentos. No tengo nada personal contra los maestros. De hecho, a los pocos buenos maestros que tuve siempre les tendré gratitud. Principalmente a mi maestra de literatura; si no fuera por ella este blog no existiría y pueden estar seguros de que yo sería un peñabot.

Yo también detesto el priísmo, pero rechazar cualquier reforma que pudiera beneficiarnos solo porque viene del gobierno es estúpido. Si la reforma no es solución integral de los problemas educativos, sí es un pequeño paso hacia la mejora.

La CNTE no es el pueblo, ni tampoco representa los intereses del pueblo; solo a los de su gremio y sus beneficiados directos. Que no me digan que aquél sector de maestros que se niega a evaluarse y modernizarse, que afecta sin reparo a otras personas, que vandaliza edificios, que fomenta ideologías socialista-guerrilleras y que, en algunos casos, saquea malvados consorcios capitalistas, está luchando por la educación de mis hijos, porque claramente me están mintiendo en la jeta.

Ahora, si me disculpan, iré a gastar en tortas y frutsis el dinero que me pagó Peña Nieto para publicar esta mierda.

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