En primer lugar, creo que todos estamos de acuerdo en esto: las mujeres no se saben comportar cuando ven fútbol. Simplemente es ridículo lo que hacen, tienen como un don natural para arruinarnos el juego al decir: “ay, qué guapos están los jugadores” o estar preguntando las reglas cada 5 minutos, o cuál equipo es es cuál. Carajo, qué bien se la deben de pasar los musulmanes al no tener que soportar toda esa mierda.
En segundo lugar ¿alguien cuenta entre sus familiares cercanos a una persona o más que rece para que gane la selección de fútbol cuando se encuentra en aprietos?… Por favor, ¡díganme que no estoy solo!
Coño, a veces me siento tan distante. Siento que no cuadro en este mundo, o al menos en este país. ¿Cómo puede alguien tan cercano a mí hacer eso? Sólo me quedé pasmado, ni siquiera supe qué decir, y pude haber dicho tantas cosas. Pero no, me quedé allí sin hacer nada y me alejé caminando de reversa, despacito, despacito, como si cada paso que retrocedía fuera un adiós a la humanidad, esperando dar un paso en falso y caer en lo más profundo de un barranco.
Esta noche miro al cielo, suspiro mi tristeza y les pregunto a los que están tras el telón de estrellas mirándome: ¿cuándo van a venir por mí?, ¿por qué se están tardando tanto?, ¿por qué me siguen castigando de esta manera?… ¡Qué debo de hacer, díganme!… ¡Una señal, por lo que más quieran!… ¿Rezarle a Dios para que gane un equipo de fútbol? ¡Qué puta herejía! A Dios solamente se le reza para la comida, las enfermedades y para que nos ayude a derrotar a los jefes de Metal Gear Solid, ¡nada más!
Pero supongamos que sí soy de esta especie y que mis familiares sí son mis familiares. Entonces, ¿a quién creen que deba yo culpar por haberles destruido su cerebro de esa manera? ¿A la contaminación?, ¿a los cada vez más altos impuestos?, ¿Al Qaeda, tal vez?, ¿al “imperialismo” yanqui, acaso? ¡No!, ¡ya lo sé! No les destruyeron el cerebro: se los achicharraron. Fue radiación gamma; fue la televisión.
Basta con retroceder en el tiempo para saber cómo ocurrió.
De regreso en los 80’s, algún tarado analfabestia vestido de alto ejecutivo de televisora estaba leyendo la sección policíaca del periódico, por equivocación cayó en un artículo de ciencia cuyo encabezado decía “deseos de pertenencia y seguridad grupal inducidos por los medios de comunicación masiva”. Tras encontrar un diccionario, lo lee en su totalidad y le entiende a la novena ocasión. Se entera de que a la gente estúpida le gusta sentirse parte de algo (aunque no tengan nada que ver con ese algo) y que entre más se siente parte del grupo tanto más lo sigue.
Sabiendo de la capacidad que tiene el fútbol para generar expectativa, junto con los nuevos conocimientos obtenidos, sólo resta hacer algo: bombardear a la gente con anuncios espectaculares que tengan frases como “tú eres parte del sueño”, “unidos conseguiremos la victoria”, “cuando estamos juntos podemos lograrlo”, “ponte la verde”, etc, etc, etc.
El resultado fue algo sorprendente: un gigantesco rating de televidentes cada cuatro años y un fanatismo suficiente como para convertir al ciudadano idiota promedio en zombi y hacer lo que sea con su voluntad o decirle qué es lo que debe de pensar.
Con el tiempo se fue perfeccionando el sistema y se incluyeron escenografías cada vez más ostentosas, tecnologías que suplen muy bien las deficiencias para comentar deporte y muchas secciones que nada tengan que ver con fútbol.
Al pueblo pan y circo, y ya de vuelta al presente, aquí en México si acaso no tienen pan, al menos sí tienen circo; es más, tienen a toda una caravana circense, con animales, chicas guapas, magos y sobre todo bufones que bien cumplen su tarea de terminar de achicharrarles el cerebro.
Pueden darle click a cada imagen para saber a lo que me refiero con “achicharrar el cerebro”. Si alguna vez te reíste de este tipo de comedia te tendré que pedir que salgas ahora mismo de mi página, en serio.
El resultado de todo esto es un leviatán imposible ya de detener. Ahora miles de mexicanos (y no dudo que en otros países latinoamericanos les suceda algo igual) estarán orgullosos desfilando sus camisas de la selección mexicana, mirando con atención cada jugada y brincando de sus asientos cuando se acerque un gol . Pero una hora después ni sus oraciones habrán evitado la derrota (¿en serio creen que los fanáticos del otro equipo no rezan?… ¡Pues claro que no, idiotas! ¡Ellos optan por confiar en el profesionalismo antes que en Jesús determinando el destino de la copa mundial jugando FIFA 2010 desde su nube!), llegarán los lamentos, las maldiciones, la búsqueda de los culpables y hasta los sollozos. Resurgirán de su sepulcro de cuatro años las frases ultra-mediocres como “jugamos como nunca, perdimos como siempre”, “la decepción nacional”, etc., y aquellos de la corbata amarilla que les transmitieron el partido y los enajenaron con un hermoso sueño colectivo yendo
todos juntos de la mano de la selección nacional, se deslindarán de los veintiún jugadores y de su director técnico, criticándolos severamente, y ahora sí, después de haberse llevado al bolsillo millones al vender un producto regular como algo irresistiblemente bueno: “
somos un gran equipo, podemos llegar lejos en este mundial”, les dirán la verdad a su público de retardados mentales: “
son un buen equipo, pero les falta trabajar mucho, aún no están listos para lo grande”.
Puedo verlo ya. ¡Fuuuuuuuuffffffffta! Puedo ver la cara de pendejos comentaristas tragándose su propia mierda como un pelícano. Me encantan los mundiales, pero odio todo el circo (literalmente circo) que hacen en Televisa, y ahora también en menor medida en Tv Azteca, por ganarse una migaja de rating. Yo creo que en ningún otro país del mundo es tan desproporcionada la publicidad que se hace de un equipo y la calidad del mismo, como aquí en México.
¿Dónde están los comentarios objetivos y sin engrandecer a nadie de José Ramón Fernández? ¿Adónde se fueron los reportajes conmovedores de David Faitelson? ¿Qué fue de los personajes legendarios de Andrés Bustamante; humor sorprendentemente creativo que no caía en lo sobado de los albures, como lo hace Eugenio Derbez y otros parecidos? Extraño todo eso.
No quiero que la selección mexicana pase a la segunda ronda. De verdad, no quiero. Y no es por ser antipático, sino por motivos estrictamente calculadores; creo que a la gente que se idiotiza tanto le hace falta un buen golpe de realidad, que se bajen de la nubecita de pedos a la que los subieron sin darse cuenta, para que dejen de pensar como un ente colectivo y comiencen a colgar sus esperanzas en ellos mismos, no en un grupo de once homosexuales vestidos de verde.
¿Que le deje a la gente tener su esperanza? -¡NADA QUÉ!- Vuélvanse a la realidad; como si el hecho de que ganara la selección les fuera a dar de comer, bola de huevones.
Pero en fin, yo le voy a México, pero no quiero que gane por las razones antes mencionadas. Mi segundo favorito es Paraguay, porque el hecho de que los jugadores paraguayos dediquen sus juegos a Salvador Cabañas se me hace algo admirable. Mi tercer favorito es Inglaterra, porque me gusta mucho su estilo. Y mi cuarto favorito sería Argentina, sólo por ver jugar a Lionel.
Sé que no todos los mexicanos que me lean estarán de acuerdo conmigo, así es que para ellos aquí les dejo un video con los mejores goles del mundial de Sudáfrica hasta el momento, ¡disfrútenlo!
¡ups!
GANAMOS PUTOS!!!!!!!!!! VIVA EL FUTBOL!!!!!!
AUNQUE NO QUIERAN ES LO UNICO QUE LE IMPORTA AL PAIS!!!!!!!
antes deberían agradecer que es lo único que mantiene unido al país
pero que va bola de pesimistas
ARRIBA LA SELECCION PUTOS!!!!!!!!!!